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Acerca de nosotros

En 1940, la ciudadana boliviana Adela Pericón Jiménez, comenzó la construcción de la casa que hoy lleva su nombre. Durante los siguientes años, acogió en ella a innumerables personas y fue el lugar de vacaciones de sus hijas, nietas y nietos. En el año 1990, se abrió como una alternativa de alojamiento en San Pedro de Atacama para los turistas con el nombre de Hostal Quinta Adela, en honor a su fundadora, y fue administrada por una de sus hijas y su esposo.


Hoy, siempre administrada por la familia, la Quinta Adela sigue ofreciendo a los turistas lo mejor de su tradición: una buena acogida, ambiente familiar y tranquilidad.

Una historia de familia

 

He viajado a países como el mío, y distintos también. Siempre vuelvo a mi gente, al desierto donde nací. En esta casa vivía mi abuela Adela. Conocí por ella mi herencia, el rigor de esta tierra árida, la obligada humildad de la escasez, pero el abrigo de una naturaleza sin fronteras.

 

Esta es mi casa. Es donde venía de niño, y más grande con mis niños también. Mientras mi abuela descansa, ésta que fue su casa, despierta alegre con las tareas cotidianas, y con el saludo amable de sus visitantes.

 

Las habitaciones son las mismas de antes, refaccionadas, sin lujo, frescas durante el día, tibias de noche. El huerto y la sombra de los algarrobos son un descanso en los días de calor, casi todos.

 

Con luz eléctrica, agua caliente, teléfono con discado directo nacional e internacional, internet inalámbrico y las comodidades necesarias de un hotel, la casa ofrece descanso, y atención personalizada, a la manera familiar. Su cercanía con la calle principal y el comercio del pueblo, la plaza, el museo e iglesia, ofrecen libertad para recorrer y conocer San Pedro de Atacama al propio ritmo.

 

La Quinta Adela recibe visitantes de todo el mundo desde 1990, entonces mis padres, hoy mi hermana, Guido y yo y el quipo.

 

Sean bienvenido a la Quinta Adela!

 

JOSÉ MIGUEL AVILES RADIC

Un equipo fraterno y servicial.

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Nuestro equipo está formado por Alejandra, mi hermana, Guido y Elizabeth. Todas son muy bellas personas y muy atentos colaboradores, en quienes destaca su disponibilidad y la bella sonrisa en sus rostros. Ellos se sienten parte de esta casa y saben que nuestra política de trabajo está orientada a ofrecer a nuestras visitas una gran estancia en el desierto más seco del mundo. Han hecho parte de ellos este deseo y es nuestro compromiso con quienes se alojan en la Quinta.

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